Comisariado
Organiza el Servicio de Información y Dinamización (Sedi) con la colaboración del Vicerectorat de Cultura i Esport de la Universitat de València.
Jurado
Irene Ballester, crítica de arte y miembro del Consell Valencià de Cultura.
Sergio Rubira, subdirector de colecciones y exposiciones del IVAM (Institut Valencià d’Art Modern).
Norberto Piqueras, responsable de exposiciones del Vicerectorat de Cultura i Esport de la Universitat de València
Alba Braza, comisaria de la Mostra.
Artistas
Manu Blázquez, Art al Quadrat (Gema y Mònica del Rey Jordà), Miguel Alejos y Asensio Martínez Soler, Amanda Moreno, María Tinaut y Pepe Reyes Caballero.
Del 16 de octubre al 13 de novembre de 2020. Campus de Burjassot.
Tender, transformar, devolver
Alba Braza
Hacer figuras de cuerdas es pasar y recibir,
hacer y deshacer, coger hilos y soltarlos.
Donna J.Haraway
Ídem. Se repite la misma impresión. Quizás sea la edición que ha conseguido llevar al límite de las posibilidades la encrucijada entre arte público-arte y ciencia que esta convocatoria plantea; que sea la que se ha aproximado a estos términos con mayor sinceridad. Se siente de nuevo ese carácter extraordinario y de excepción que genera el arte cuando entrelaza términos y descontextualiza discursos para enmarcarlos, en otros a su vez, que le permiten elaborar con mayor claridad el trazo de nuestra existencia.
Las seis obras que conforman esta veintidosava edición extienden raíces y se expanden más allá de lo visible. Conviven en el lugar en el que se encuentran y se van adentrando, formando parte de este y haciendo que el nuevo contexto forme parte igualmente de la obra. Son una nueva capa de piel que recubre y regenera, que sutilmente se adhiere a lo que ya venía existiendo. No pretenden aportar nada nuevo, ¿cómo podría el arte aportar novedad en un campus de investigación científica?, simplemente buscan situar lo normal, lo obvio y lo asumido, en un estatus diferente, mucho más visible, expuesto y vulnerable.
Destaca cierto carácter continuista que se aleja del sentimiento apocalíptico en el que a menudo nos encontramos en la actualidad. Ninguna de estas señala la ruptura o la hecatombe. Las obras nos sitúan en un tiempo que, extrañamente, no se piensa desde el agotamiento ni desde esa condición póstuma que define Marina Garcés cuando expresa que ya no sólo se ha dejado la idea de futuro, sino que se ha aceptado la posibilidad real de un final. En una edición como la actual, marcada por la pandemia y el cambio de paradigma que conlleva la imposición de transformar lo cotidiano, los modos de relacionarnos con los otros y con nosotras mismas y nuestra relación con el espacio y el tiempo; las obras comparten una mirada a la historia con perspectiva de futuro en la que se hace presente la sensación de respeto por ese pasado formado por seres humanos y naturaleza.
Tal y como Donna J. Haraway titula su último libro traducido al castellano, los seis artistas optan por seguir con el problema. Más allá de ir en contra de, se auto conciben como agentes presentes que hacen y dicen porque no sólo tiene la capacidad de pensar, sino porque piensan por sí mismos.
Manu Blázquez, Miguel Alejos y Asensio Martínez Soler, Amanda Moreno, Pepe Reyes Caballero, María Tinaut y Art al Quadrat han tendido hilos y han recibido palabras, números y materias que han transformado a su vez en elementos visuales que han generado asimismo relatos que ahora se van sedimentando mediante este texto, a través de tu lectura, gracias a nuestros recuerdos…
Dichos hilos, cuerdas, vínculos o afectos se han dirigido hacia personas y departamentos concretos del campus, hacia figuras que representan el saber legitimado y se han sobrepuesto como una capa porosa visible, que deja estar y que deja hacer. Se ubican en lugares de fricción, en los que el cuerpo no sólo es carne sino un lugar para la disidencia, en los que los organismos por pequeños o inservibles que sean, resultan poéticos. Sin otorgar respuestas ni revelaciones, sin pretender la reconciliación ni la restauración, están comprometidas con las posibilidades más modestas de recuperación parcial y del mutuo entendimiento. Llamen a eso seguir con el problema.
Situada en la zona ajardinada junto a la biblioteca de ciencias Eduardo Boscá, Cuadros para una exposición (Serie Figura) de Manu Blázquez, deja al descubierto mucho más que lienzos apilados. El artista explora los límites de lo pictórico a través de la observación y la experimentación del soporte que tradicionalmente se asigna a la práctica de la pintura. Presenta las telas que forman parte de dicha serie a modo de monolito, un cuerpo escultórico en blanco que queda a merced de la intemperie, la luz y la naturaleza. La composición alineada hace patente irregularidades en el sistema de estandarización, el cual se estableció en el s. XIX y se ha asumido pese a tratarse de una lógica matemática no exenta de manipulación.
¿Qué razones pueden llevar a una anomalía en el crecimiento de los formatos? ¿se trata de una variación fruto del estudio de la imagen, o del accidente o equívoco humano? La industrialización y la comercialización hizo resultar útil contar con unas medidas preestablecidas para la creación pictórica, apostando por el pragmatismo ante la libertad de creación. Mas si las matemáticas pueden dar forma a nuestra existencia en cualquier campo de la vida, el artista plantea conocer qué polinomios habitan tras los lienzos tendiendo el hilo a nuevas cómplices, esta vez dentro del Departamento de Matemáticas Aplicadas, Área de Geometría y Topología. Y suma en la complicidad al de Óptica, Optometría y Ciencias de la Visión para imaginar cómo con estas medidas asumidas se podrían crear ilusiones ópticas participando de un juego hipotético de distancia entre los elementos.
Puesta en evidencia lo casual o causal de la relación numérica, la obra ha ido transformándose durante el tiempo de exposición gracias a la no intervención humana, a la vida de insectos que por allí han transitado, por la tierra, la lluvia y el viento y por los pájaros que se posaron.
De lo monumental a lo microscópico, el objeto artístico es siempre el pretexto para abordar cuestiones no visibles. Anexo a la fuente central, The Fountainhead de Miguel Alejos y Asensio Martínez Soler, desafía las rutinas internas del mantenimiento del campus para transformar en una imagen poética este deseo de unir arte y ciencia, de convertir la obra de arte en una materia viva que genera raíces que abrazan, aportan y extraen nutrientes allá donde se asientan. Para ello, los artistas construyen una fuente que comparte el agua con la central. Vierten sobre su balsa la cantidad suficiente de Scenedesmus ellipsoideus como para revertir la ausencia natural de esta microalga, resultado de la cloración que permite llevar un control sobre el crecimiento de dicho organismo. Gracias a la cómplice colaboración del Departamento de Ingeniería Química (ETSE), se ha llevado a cabo el equilibrio que permite finalmente transformar el agua transparente en agua verde, brillante y llena de vida que fluye de la obra al campus y viceversa.
Una edición más, se ubica otro trabajo en el Museo de Historia Natural, un lugar en el que las obras adquieren lecturas extraordinarias. Las capacidades del museo, desde su colección, al personal que forma parte de este, provocan establecer relaciones con la colección en las que los significantes de las obras se amplían de forma exponencial. Espécimen de Amanda Moreno, es prueba de ello. Por un lado, la obra plantea dos conceptos de desencuentro que despiertan interés. Aborda cuestiones enmarcadas dentro de los términos Antropoceno y Capitaloceno, tan usados en el campo del arte contemporáneo y no aceptados oficialmente en el ámbito científico. Por otro lado, la obra parte del relato especulativo, un pràctica inusual en la museografía.
La obra, formada por una pieza escultórica, minerales y una cartela de museo con un texto de ficción, pone de manifiesto gran parte de las preocupaciones sociales abordadas desde el ámbito de las artes visuales: el agotamiento de los recursos fósiles así como el desequilibrio en la naturaleza que este conlleva, y el poder social que ejercen los saberes en el que momento que se clasifican los conocimientos como oficiales o no oficiales. El ejercicio especulativo sitúa a la pieza, un perfil de aluminio, en nuestro presente y al público, en un futuro hipotético en el que los peores pronósticos se han dado lugar. Los minerales que el museo ha prestado para formar parte de la obra, una roca de formación de hierro bandeado (3.600 – 3200 Ma.) y un Cinabrio (450-430 Ma.), refuerzan la posibilidad de estar en un cambio de era, de participar en el proceso de sedimentación que dejará constancia de nuestra vida en este planeta.
Asumiendo el lenguaje y la forma de transmisión de conocimiento de este museo e incluyendo términos, citando colecciones, hechos y catástrofes reales, la artista plantea un elemento de colección para un museo de historia natural de tiempos futuros y deja entrever la necesidad de incluir el término Antropoceno, más preferiblemente Capitaloceno, como referencia temporal.
Mientras que en el campo del arte, de la crítica o la estética, solemos dar la bienvenida a nuevos términos y a relecturas del pasado, a las que tanto nos hemos aficionado en los últimos tiempos; el lenguaje científico es selecto, empírico y quizás lento, respecto a nuestra forma medir el tiempo, a la hora de transformar en oficial nuevos términos.
¿Cómo y cuándo se decide aquello que es oficial? ¿cómo se pronuncia al respecto lo que queda fuera de esa norma? Percepciones Periféricas de Pepe Reyes Caballero se sitúa en ese afuera para dar voz a la diversidad sexual y de género. El colectivo Espectre Visible es ahora el cómplice. Tras varias conversaciones con el artista, este selecciona una serie de frases para mostrar pensamientos clave de personas LGBTIQA+ que pertenecen al contexto universitario del campus de ciencias. La dualidad está siempre presente. Por un lado, las frases expuestas a modo de pancarta de manifestación, muestran cómo se vive la diversidad desde el campus, “ahora hay muchas personas LGTBIQ+, cuando yo estudiaba también seríamos muchas pero había menos visibilidad”. Por otro lado, dejan ver cómo el ambiente universitario tampoco se corresponde con el de otros lugares en cuanto a libertades se refiere, “en el pueblo te conocen, tienen una imagen de ti. En cambio llegas a la facultad y como nadie te conoce puedes empezar como una nueva persona”.
Apoyado formalmente en referentes como Act-Up, el artista busca que estos lemas lo sean a su vez para otras personas. Del mismo modo, Sin título de María Tinaut, mira al pasado e interpela al futuro mediante la imagen de manos de mujeres trabajando de personas como Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán, Victoria Kent, María Zambrano o Dolores Aleu. A modo de piel, la instalación de Tinaut se ofrece al público como un telón de fondo de una cochera situada en el hall de la Facultad de Física, comúnmente usada por la comunidad de estudiantes. Muestra esas manos, que podrían ser de cualquiera de estas mujeres, de la madre de la artista, las mías o las tuyas… que son ejemplo de mujeres que consiguieron el reconocimiento social por su trabajo como lo conseguirán muchas otras que hoy estudian en ese campus.
Recubre la fachada de la biblioteca Silvia Rueda en la piel de Olimpia Arocena Torres de Art al Quadrat. Se trata de una fotografía vinculada a un vídeo, que cuenta una historia y crea una historia. La obra forma parte de una investigación más amplia que vincula memoria histórica y género. En esta ocasión, las artistas visibilizan el caso de Olimpia Arocena, primera docente mujer que impartió clases en la Universidad de Valencia a partir del curso 1930/1931 y quien, como muchas otras, fue sometida a un proceso de depuración por parte del régimen franquista que no le permitió dedicarse profesionalmente a la enseñanza. Silvia Rueda, es la primera mujer Directora del Departamento de Informática del Campus de Burjassot y cómplice del proyecto. En la sala del Paraninfo de la UV, pone sobre su espalda desnuda una transferencia adhesiva del informe de depuración emitido a Olimpia. Presta su imagen y presta su historia consciente que facilitará generar otras nuevas.
El tiempo sigue su camino, todo continúa sin interrupción ni sobresaltos. Esta veintidosava edición ha vuelto a poner de manifiesto la posibilidad de pensar el presente y el futuro mediante otros lenguajes que son atravesados por inquietudes o necesidades que se sitúan, en cierto modo, fuera de lo oficial, imprescindible o productivo. Se entrelaza lanzando estímulos sin pretensiones, pues lo único que desea es estar, tomar conciencia de la importancia de formar parte activa del contexto donde se ubica, tender, transformar, devolver…