Comisariado
Organiza vicerrectorado de Estudis de Grau i Política Lingüística de la Universitat de València, mediante Sedi (Servei d’Informació i Dinamització dels Estudiants) con el vicerrectorado de Cultura i Igualtat de la Universitat de València.
Jurado
Pepa L. Poquet, artista visual y profesora de BBAA en UPV
Maite Ibáñez, técnica de gestión de la Fundación General de la Universidad de València
Alba Braza, comisaria de la Mostra art públic / universitat pública
Artistas
Salva Serrano
Valentina Lapolla
M.I.D.A.S. (Iván Albalate i David Trujillo)
Raquel Planas Díaz de Ceiro
Anja Krakowski
Äther Studio (Audrey Lingstuyl i Michael Urrea)
Iniciar la frase o dar la palabra
Alba Braza
La presente edición de Mostra art públic / universitat pública ha venido nuevamente marcada por el interés de reflexionar sobre las relaciones que pueden establecerse entre arte y ciencia en la actualidad. Conscientes de que, posiblemente, estas vinculaciones sean infinitas, se han mostrado seis obras en las que se aborda dicha dicotomía de diferente forma, transmitiendo en estas, la certeza de que dicha asociación implica asumir inevitablemente cuestiones con una importante presencia de lo político, pues las artistas se sitúan en un aquí y en un ahora desde los cuales observan e interpretan el mundo.
Así, Salva Serrano, Anja Krakowski, M.I.D.A.S. (Iván Albalate y David Trujillo), Raquel Planas Díaz de Cerio, Valentina Lapolla, Äther Studio (Audrey Lingstuyl y Michael Urrea) han planteado reflexiones en torno a la ecología, el progreso, la cultura, la igualdad de género y la identidad en completa convivencia con los aspectos científicos que estas conllevan; y han evidenciado cómo cada una de nuestras acciones / investigaciones están condicionadas por nuestra historia, contexto sociocultural, vida personal y carácter, iniciando discursos que si bien tienden preguntas, no otorgan respuestas.
Esta edición ha estado igualmente marcada por la importancia prestada a establecer un diálogo directo con el personal investigador del campus, pero se ha sumado un impulso que busca generar nuevos efectos de la Mostra sobre el estudiantado. Para ello se ha ofrecido un curso de formación que ha tenido como propósito hacer frente a la llamada paradoja del espectador, cuya necesaria presencia resulta usualmente relegada a la inmovilidad, al silencio y al acto de la contemplación (Rancière, 2010).
Tan necesarias como complejas, ambas líneas de actuación son un manifiesto del deseo de convertir esta oportunidad en un detonante de creación de pensamiento crítico. En una activación que se inicia en las tantas horas dedicadas por las y los artistas a preparar sus propuestas para la convocatoria, que continúa con un proceso de producción de las obras seleccionadas, basado en el acompañamiento y en la atención a las posibles colaboraciones que se pueden establecer con personal del campus a partir de la temática de cada obra (como ha sido el caso de la obra de Planas, Krakowski y Äther Studio); y que finaliza con la dinamización in situ de la Mostra formando en materia al público potencial, dialogando e impulsando su emancipación como audiencia que, situada fuera del museo y en su contexto cotidiano, convive con las obras durante casi un mes.
A diferencia de la ciencia, en el arte contemporáneo, el pretexto suele ser señalar y evidenciar; a partir de ahí queda al otro (público) interpretar y continuar como si tuviera que finalizar una frase incompleta del interlocutor (artista). Claro está que para señalar se requiere una mirada audaz, una contemplación activa, que conlleva en ocasiones el gesto de informar o sacar del olvido aquello que no es tan obvio. Será durante el trabajo posterior del artista, en la ordenación de objetos y cuerpos, en la distribución de lo sensible, donde recaiga la asignación de lugares y funciones con un orden social, encontrando aquello que tienen común el arte y la política (Rancière, 2002).
Un posible inicio de frase inacabada podría ser Herbes algorítmiques, de Salva Serrano. El planteamiento de la obra señala por un lado la regla de Leonardo, la cual parte de la observación de la naturaleza y está centrada en la relación entre el tamaño del tronco de un árbol y el de sus ramas; pero el artista nos ofrece una aplicación de dicha regla desde la era digital, pues para su producción hace uso del Sistema-L, una gramática formal desarrollada para modelar el crecimiento de las plantas ideada por los biólogos Przemyslaw Prusinkiewicz y Aristid Lindenmayer, mediante la cual el artista genera finalmente un jardín de especies vegetales impresas en 3D.
Haciendo uso de la madera, el jardín se ubica en la zona ajardinada frente al edificio de Investigación Jeroni Muñoz formando así dos jardines superpuestos. Se trata de un jardín impreso con materiales naturales, instalado sobre un césped cultivado, que invita a interrogarnos sobre dónde situamos los límites entre lo natural y lo artificial, lo orgánico y lo digital, la naturaleza y la cultura. El artista nos muestra la presencia de elementos cuyo diseño y estudio de su estructura hacen que se asemejen tanto a lo natural que podríamos incluso considerarlos como tal. Además, evita crear una tramoya, pues coloca junto a cada árbol un cartel que identifica la especie junto con su algoritmo, desnudando el proceso de creación y ofreciendo la clave para su comprensión y reproductibilidad. Serrano libera en cierto modo la obra e invita al público a reflexionar si estamos ante una unión, o una disociación, entre lo orgánico y lo tecnológico, sin asignar en su discurso mayor peso a una de las partes.
En esta línea, Artefacto (Beyond us), de Anja Krakowski, hace uso de una técnica innovadora de cultivo de micelio para centrar el debate en este pulso entre humano/naturaleza y suma un factor cultural más: la figura de la artista y el concepto de creación y autoría de la Obra de Arte.
Krakowski parte de un agente no humano, un hongo, para crear un objeto artístico que precisamente reproduce elementos base de las ramificaciones radiculares del micelio. Creando cavidades en su interior, aprovecha ciertas capacidades naturales de sus componentes de convertirse en materia sólida en un único intento de dominar la fuerza orgánica. Dichas propiedades, que están siendo estudiadas en múltiples departamentos a nivel internacional por ser un recurso exponencialmente sostenible para la construcción y creación de objetos de diseño que requieran solidez y durabilidad, quedaron a la merced de la naturaleza en el momento que la artista mostró al público la obra. Durante la exposición, la obra, agente vivo, fue transformándose, desbordando la estructura y cuestionando como consecuencia, conceptos hegemónicos asociados a la figura del artista tradicional, el cual ahora ni ha intervenido con sus manos ni ha controlado la forma del objeto final. Con ello la artista centra su interés en abordar metafóricamente las capacidades del hongo como un punto de partida con el cual llevar al formato artístico estudios del campo de la filosofía y la sociología, como son la obra de Bruno Latour, Donna Harraway o Anna Löwenhaupt Tsing.
Situadas en este aquí y en este ahora, las seis obras asumen un perfil posmoderno desde el cual integran diferentes pensamientos y referentes teóricos que interpelan al público a reinterpretar la realidad. Como consecuencia, se tensan cuestiones relacionadas con la identidad cultural, un concepto que afecta tanto a la forma de relacionarnos con la naturaleza como al modo de clasificar mediante el lenguaje nuestra idea de verdad, lo cual inevitablemente implica abordar cuestiones de género.
My Identity Disclosed Art Space, de M.I.D.A.S. (Iván Albalate y David Trujillo), y
Ety/Ento – mology, Raquel Planas Díaz de Cerio, se aproximan a ello. Mientras que la primera se basa en un test cuyo algoritmo se propone definir la personalidad de sus usuarios ofreciéndole soluciones a posibles puntos débiles, la otra profundiza en el lenguaje como primera estructura del conocimiento.
Por un lado, el cuestionario interactivo de M.I.D.A.S., formalizado en un software integrado en una máquina Arcade, se propone como una herramienta tecnológica con capacidad de evaluar nuestra psique y mostrar nuestra considerada subjetividad y espontaneidad como comportamientos predeterminados. Basada en la idea de paradoja condicional, se apoya en el Diagrama de Peirce y en teorías de Jacques Lacan y José Luis Parise para crear un algoritmo propio que sirva de estudio a gran escala, cuyos resultados sirvan a su vez como objeto de análisis.
La provocación está servida: ¿nuestras decisiones configuran nuestra personalidad, o esta está predeterminada y las decisiones son sólo la consecuencia?
Por otro lado, Ety/Ento – mology es un ejercicio visual que asume la forma de caja entomológica uniendo tres modos de ordenación: el de la entomología, la taxonomía y la lingüística. Para ello, la artista deshace las palabras superponiendo sus letras y simulando con su resultado, visual, formas que recuerdan a insectos. Finalmente, las coloca siguiendo protocolos propios de la entomología, clavados con agujas y organizados en cajas. El orden y la colocación de los contenidos presentes en la obra es exponencial, pues por un lado concentra aquellos propios del campo de las ciencias, mas por otro participan las lógicas propias del museo y del dispositivo expositivo, ubicado en el Museu d’Història Natural, quedando en evidencia cómo pueden ser reductivos conceptos basados en la dualidad o contraposición propios de la cultura occidental: blanco/negro, hombre/mujer, occidente/oriente.
Continúa el discurso YPJ-Jineology, de Valentina Lapolla, también situada en el Museu, en la Sala del Meteorit. Se trata de una instalación lumínica a base de leds, cuyo movimiento va creando composiciones de colores sobre las estrechas varillas metálicas sobre las que estas se sitúan. Su título da la clave, coloca como protagonista a una teoría de las ciencias sociales creada por mujeres de la Universidad de Rojava, Siria, que busca crear nuevas interpretaciones del mundo procurando despojarse de la idea de colonialismo y partiendo de la mujer como primer gesto de colonización de nuestra civilización. El movimiento de las luces responde al escaneado del pañuelo que las identifica, una indumentaria común pero que (como todas) está cargada de contenido simbólico identitario.
Dicha disciplina, la jineología, se desarrolla en un contexto hostil: sus teóricas se encuentran en el frente, en batallas de las cuales recibimos poca información mediática. Se sabe que las tragedias que no forman parte del llamado primer mundo resultan periféricas, pero más lo resultan cuando se trata de realidades protagonizadas por mujeres que ponen en cuestión el orden social establecido.
Evidenciar esta “ciencia de las mujeres”, que podría definirse como ecofeminismo en el continuo afán por clasificar y ordenar el conocimiento, forma parte del deseo de visibilización y puesta en valor del trabajo de mujeres enmarcado dentro de la lucha por la igualdad de género que se da en el arte actual. Un propósito que permite entrenar la mirada crítica como la que se muestra en Oscuridad visible, Äther Studio (Audrey Lingstuyl y Michael Urrea).
Aquí, la obra parte de la modificación del código fuente de una imagen astronómica, ambas tareas proporcionadas por departamentos del campus. La manipulación se ha basado en eliminar las letras de los nombres de las mujeres que trabajan en dichos departamentos para obtener, finalmente, una nueva imagen con un efecto glitch en cuyo reverso se descubre el código que visibiliza las presencias y las ausencias de mujeres que trabajan en esa área concreta.
Literal y metafóricamente, la obra pone de manifiesto información sobre la situación actual de la mujer en el campo científico y se centra en su reconocimiento social y presencia laboral versus su tratamiento mediático. Sumado al lenguaje informático, el texto narrativo que la acompaña aporta información basada en observaciones y vivencias del proceso de producción y en testimonios de casos puntuales que resultan paradigmáticos.
Iniciar una frase, tal y como lo hacen estas seis obras, conlleva aproximarse con una mirada crítica a ciertos aspectos del arte y la ciencia. Implica iniciar, o situarse, en una tipología de producción en la que las obras y los discursos finales serán probablemente más de uno y no se limitarán a la duración de la Mostra. La encrucijada de saberes adquiridos derivarán en otros a su vez, tal y como sucede en la investigación.
Por otro lado, la Mostra, por vigésimo segunda vez, ha analizado y mostrado la creación artística del momento así como ha dado continuidad al diálogo iniciado configurándose como una práctica que comparte inquietudes y gestos; inicia la frase, pero tampoco la acaba. Toma su tiempo para responder y lo hará mediante la siguiente convocatoria.
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Rancière, J. (2002). La división de lo sensible. Estética y política. Salamanca:
Consorcio Salamanca.
Rancière, J. (2010). El espectador emancipado. Buenos Aires: Manantial.